Como todos los años la Logia Mozart ha participado del Homenaje a los Presidentes Masones de la I República que se celebró el pasado 8 de Febrero en el Cementerio Civil de Madrid.
A continuación el discurso que el Presidente de la Logia Mozart, leyó:
Buenos días.
Como miembro de la LOGIA MOZART del GODF
y este año como Venerable Maestro (Presidente), he acudido a este acto en
diversas ocasiones, y cuando atravieso esa puerta lo hago con la esperanza de
que sea la última vez.
Los republicanos nos reunimos periódicamente en
manifestaciones como esta, en una suerte de llanto colectivo asimilable a las lágrimas
de Boabdil cuando entregó las llaves de Granada.
No lloramos como mujeres lo que no supimos
defender como hombres, sino que añoramos como súbditos lo que no hemos sido capaces
de defender como ciudadanos, porque ¿que vamos a conmemorar desde un cementerio?;
siempre tan tímidos, tan educados, tan intelectuales… tan antiguos y tan
rancios; atándonos nosotros mismos en corto, intentando molestar lo menos
posible y casi pidiendo perdón por estar aquí.
La conocida frase de D. Estanislao Figueras “Señores, ya no aguanto más. Voy a serles
franco: estoy hasta los cojones de todos nosotros” resume perfectamente mi
sentimiento al atravesar esa puerta.
Nos juntamos masones y republicanos para evocar
la memoria de Figueras, Pi y Maragall y
Salmerón. Memoria muy débil que se fortalece durante media hora cada año,
cíclicamente, en actos como este. ¿Es esto todo lo que podemos hacer por La República?
Pero, ¿habrían existido estos Presidentes sin la Primera República?:
obviamente no;
¿Hubiera nacido la Primera República
alimentándose de coronas de flores, bandas, actos en cementerios y olvido?:
obviamente tampoco.
La regeneración ciudadana por el trabajo, la
cultura y la educación de que alentó D. Estanislao Figueras no se hace aquí;
tampoco estamos aquí para eso pero...¿cuando se hace?.
Algunos hablarán de la importancia simbólica de
estas manifestaciones, otros dirán que no pasa nada por dedicar unos minutos a
este tipo de homenajes. ¿Para qué?, ¿qué hemos conseguido después de tantos
años?.
Como dijo Nicolás Salmerón: “todo lo que en las condiciones de la vida
no se renueva ó transforma, ó se corrompe ó es foco de corrupción.”
La renovación y la transformación es el mejor homenaje
que podemos rendir a estos grandes hombres, pero no puede surgir de un
cementerio, de la representación de lo acabado; eso es cosa de católicos
esperando la resurrección de la carne y la vida eterna. Y muchos aquí no lo
somos.
Confío en que la próxima vez que atravesemos esa puerta podamos
estar tan orgullosos de estos grandes hombres como de nosotros mismos, que
podamos decir que hemos hecho por la República algo mas que poner una vez al año
coronas de flores.
Gracias.
Viva la República.