DEBATE SOBRE EL FIN DE LA VIDA
El
Gran Oriente de Francia siempre ha sido partícipe de los debates fundacionales
de las libertades humanas en la historia moderna. Consciente y orgulloso de su
tradición
específica, la cual entra en el marco tanto del Humanismo como del Universalismo,
el Gran Oriente se adentra en la reflexión y las propuestas relativas al debate
y a la definición de un marco jurídico para el fin de la vida, opinando que se
trata de un tema relacionado con las libertades humanas fundamentales. La
conquista de estas libertades ha supuesto un largo camino. Su preservación
sigue siendo una lucha, y ésta búsqueda de la libertad humana pasa por la
afirmación de la elección del fin de su propia vida.
La
libertad del ser humano tan solo le pertenece a él, por lo que se trata de una
lucha por el Humanismo. La noción de elección de fin de la vida solo puede
salir a la luz a condición de que ésta nazca en un marco reconocido y
garantizado por un ordenamiento jurídico, tanto en su concepción como en su
aplicación. El profundo significado de nuestra libertad tan solo se puede
manifestar si está inscrita y garantizada por el derecho común, el de la
República, aplicable a todos independientemente de su condición, por lo que se
trata de una lucha por el Universalismo.
Una ley
llamada "ley Leonetti" fue promulgada en 2005 ; Tiene el mérito de
existir, ha supuesto un progreso. Pero hoy ya no es suficiente. Por ello le ha
sido encomendada una misión al Profesor Sicard por el Presidente de la
República.
El
Gran Oriente de Francia afirma y certifica su presencia en este debate. Su
Comisión Nacional de Salud Pública y Bioética ha trabajado mucho y escuchado
a muchos expertos de diferentes orientaciones. El aspecto jurídico ha sido
examinado. En su informe, esta Comisión expone numerosas hipótesis y presenta
los marcos legales dentro de los cuales se define lo que es llamado el acto de
“buena muerte”, etimología griega por "eutanasia", ya que no se trata
de otra cosa. Esta Comisión explica los pros y los contras de la despenalización
a posteriori o a priori y los pros y contras de la legalización.
La
reflexión del Gran Oriente de Francia ha sido guiada por la voluntad de
plantear la cuestión del fin de la vida a la luz de sus principios de libertad,
igualdad, fraternidad, laicidad y también dignidad humana. Para los
francmasones del Gran Oriente de Francia, la eutanasia debe ser incluida en el
movimiento del progreso y de la emancipación del ser humano ante su destino y
sobre todo ante el sufrimiento, el decaimiento, el abandono, que a menudo son
los atributos propios del fin de la vida. Una modificación legislativa es
preferible a las eutanasias clandestinas, reveladoras éstas de la desigualdad
de los pacientes ante los cuidados, e insulto a la dignidad moral de los seres
humanos.
Cada
ser humano puesto ante el fin de su vida debería poder decidir cómo y en qué
circunstancias desea una "buena muerte". Por lo tanto, necesita de un
marco jurídico claro. Se trata de un verdadero progreso por la humanidad,
aunque el uso de ese derecho sólo concierne a una minoría de seres humanos que
sufren. Los que enmarcan y practican este gesto terapéutico también merecen
protección. Sólo una ley que establezca claramente las condiciones en que se
podrá autorizar un acto semejante garantizará el respeto de la voluntad de la
persona y la seguridad de todos los interesados.
La
decisión de poner fin la vida de un ser humano, sea ésta la propia o la ajena,
no se puede reducir solamente a un acto médico, sino que también implica una
reflexión espiritual, filosófica y moral así como una apreciación individual de
cada uno. Por tanto, el Gran Oriente de Francia tiene como expectativas que el
legislador defina y adopte un marco legal preciso con su hoja de ruta
respectiva, con el fin de respetar los deseos de aquellos que decidan morir con
dignidad. Así, se pronuncia a favor de
la legalización del derecho a elegir su propia muerte.
El enfoque ético de la muerte no depende de los avances en las técnicas médicas, sino más bien del acto de voluntad del ser humano. Por lo tanto, el que exija morir cuando le parece que su vida se ha convertido en indigna debe de tener el derecho de ser escuchado y el deber de ser acatado. A la pregunta "¿acaso mi vida sigue siendo digna?" Sólo yo debo contestar.
París, 15 de diciembre 2012
Traducción: Logia Constante Alona